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martes, 12 de octubre de 2021

RESEÑA DE LA NOVELA "PATRIA" DE FERNANDO ARAMBURU

 


Lo sé, lo sé, llevo un retraso de cinco años en escribir esta reseña. Disculpadme, a veces las prisas del día a día, del trabajo o el ánimo hace que vayamos postergando indefinidamente la lectura de esa novela de la que todo el mundo habla. Reconozco que siempre recelo de los “best-seller” porque generan unas expectativas que casi nunca se llegan a cumplir en un lector exigente. Además, he de confesar que esta novela me generaba muchísimo respeto. Trata el conflicto armado protagonizado por ETA en el País Vasco durante los últimos cuarenta años, desde la década de 1980 del siglo XX hasta su final en el año 2011, ya en pleno siglo XXI. Escrita justo tras el cese de esa lucha armada, temía que cayese o en un sentimentalismo exacerbado o en un ajuste de cuentas innecesario. Nada más lejos de la realidad. Me he encontrado con una novela clarividente, equilibrada, de muchos puntos de vista para tratar un asunto doloroso que afectaba a las sociedades vasca y española.

La prosa magistral de Fernando Aramburu hace que nos transportemos dentro de su trama y que nos identifiquemos con todos sus personajes. Es una narración que atrapa al lector de principio a fin, manejando de forma sublime la analepsis (flashback), poniendo de relieve lo importante que son los matices y cómo cada protagonista afronta una misma situación desde perspectivas diferentes. Esto le confiere a la novela de Aramburu una gran riqueza argumentativa.

La trama se centra en como dos familias vascas amigas íntimas hace años acaban sin hablarse y enfrentadas por el asesinato del padre (aita) de una de ellas, hombre de negocios en una empresa de transportes del pueblo donde viven, por no poder pagar una de las cuotas que exigía la banda terrorista ETA a los empresarios vascos para financiar la causa de una Euskal Herria independiente del Estado español opresor.

El autor retrata con una gran fidelidad los rasgos de la sociedad matriarcal vasca centrando el relato en la figura de las esposas y madres (amas) de las dos familias: Miren y Bitorri. Dejando patente el papel que ha jugado la Iglesia en su educación (ambas casi se meten a monjas antes de conocer a sus respectivos maridos) y la influencia que seguían teniendo en la sociedad vasca los curas parroquiales, en este caso don Serapio siempre presto a defender los ideales de la izquierda abertzale facilitando su iglesia como punto de encuentro de los denominados “cachorros de ETA”.

El hecho que el escenario principal de la novela sea un pequeño pueblo de Guipúzcoa sin concretar más, da al autor cierta libertad para mostrar lo que ocurría en muchos pequeños pueblos vascos, especialmente de esta provincia, donde la actividad abertzale era muy activa, siendo el caldo de cultivo de la violencia callejera (Kale Borroca) y de la captación de jóvenes idealistas como posibles miembros de la banda terrorista. En la novela, el joven que se afilia como integrante de ETA en la lucha armada es Joxe Mari, el hijo mayor de Miren, dentro del comando Oria que participó en la muerte del “Txato” el marido de Bitorri y jefe de una empresa de camiones en las afueras del pueblo.

De igual modo, en la novela se aprecian elementos que sustentaron a ETA desde todos los ámbitos. Se habla de líderes etarras de rango medio que dieron el salto al brazo político de la organización, Herri Batasuna (HB), también de los combativos miembros del sindicato LAB, en este caso en la figura del empleado Andoni que trabajaba en la empresa de camiones del Txato, del diario Eguin desde el que los terroristas hacían sus proclamas, cómo Miren iba a ver a su hijo a la cárcel del Puerto de Santamaría en autobuses que ponían a disposición de las familias de los presos etarras las gestoras pro amnistía y el papel clave que jugaron en los pueblos las arrano (herriko) tabernas. En ellas, los dueños eran militantes de la izquierda abertzale y proporcionaban información sobre posibles objetivos, siendo también los responsables de señalar a aquellas personas que consideraran contrarias a los intereses de Euskal Herria por cualquier motivo. Solían ser los incitadores de las pintadas amenazantes a las personas que eran objetivos de la banda terrorista ETA. En sus establecimientos ponían las fotografías de los terroristas de ETA que eran del pueblo y estaban encarcelados. En el libro, esa figura la interpreta Patxi el dueño de la arrano taberna del pueblo.

Además, se explica con mucho detalle la manera en que el féretro de un integrante de ETA era recibido en el pueblo. Como un auténtico héroe. En esas descripciones se ve reflejado el odio que la izquierda abertzale tenía hacia el Estado español.

A través del personaje de Joxe Mari, el autor explica la manera en que ETA captaba a jóvenes euskaldunes para su lucha armada, cómo les entrenaba en Francia y de qué manera les repartía en comandos. Joxe Mari fue el líder del comando Oria integrado por tres miembros y que operaba en la zona este de San Sebastián e incluía su pueblo.

Fernando Aramburu no explica con demasiada profundidad cuál es la estructura de la banda terrorista, simplemente cómo funcionan los comandos y las ideas que les han llevado a actuar de esa forma. Nombra a dos de los máximos dirigentes de ETA en esta época, Paquito y Santi Potros, pero no a todos los integrantes que formaban su cúpula dirigente.

Mediante el testimonio de Joxe Mari, una vez arrestado por la guardia civil por sus delitos de sangre, se analizan las torturas que los guardias civiles infligieron a los etarras en el cuartel de Intxaurrondo y en los calabozos de la Audiencia Nacional entre otros lugares. También, a lo largo del relato recuerdan los asesinatos cometidos por miembros de los GAL a integrantes de ETA como Lasa y Zabala. Estos asesinatos fueron financiados con fondos reservados del Estado.

Sin lugar a dudas, uno de los puntos fuertes de esta novela es la fuerza y caracterización que tiene cada uno de sus personajes. El autor hace que te imagines a la perfección cómo es cada uno y que sientas todo tipo de sentimientos hacia ellos. Solo les identifica por su nombre o diminutivo, no hay apellidos, este recurso facilita al autor la posibilidad de que esos personajes sean cualquiera de esas familias vascas que sufrieron en uno y otro bando la tiranía del terrorismo vasco. Esto no es fácil de conseguir y demuestra la maestría que tiene de la lengua castellana Fernando Aramburu.

Junto a Miren y Bitorri hay un personaje que da mucho vigor y credibilidad al relato, Arantxa. Hija mayor de Miren y Joxian, trabajadora incansable que se casa con un viva la virgen con el que tiene dos hijos: Ainhoa y Endika. En unas vacaciones en Mallorca le dan dos ictus y queda paralítica. Su madre tendrá que hacerse cargo de sus cuidados ya que su marido Guillermo la abandona. Esta situación hace que Miren pase por una penitencia en vida como la está pasando Bitorri desde que su marido el “Txato” fue asesinado por ETA con cuatro tiros en la nuca a la puerta de casa. Gracias a Arantxa, Bitorri consigue la disculpa de Joxe Mari desde la cárcel por todo lo que ha pasado y un abrazo final con Miren, su antigua mejor amiga y desde hace años enemiga acérrima. De eso trata también la novela, del arrepentimiento. ¿Real o impostado? ¿Quién sabe? Pero en cada personaje se puede percibir si es de una u otra manera.

Por poner alguna objeción a esta maravillosa novela, apenas trata cómo afectó el terrorismo a las principales fuerzas políticas del País Vasco en ese momento: Herri Batasuna, PP, PSOE y PNV. Especialmente importante sería analizar la posición del PNV en todo este asunto. En la novela solo se nombran los asesinatos de un concejal de San Sebastián, el de Gregorio Ordoñez y el del Miguel Ángel Blanco, todos ellos integrantes del PP vasco.

De igual modo, las asociaciones de víctimas del terrorismo solo aparecen en un pequeño pasaje de un capítulo en el que se reúnen en el ayuntamiento de San Sebastián con varias personas que luchan contra este conflicto armado.

Dicho esto, entiendo que Fernando Aramburu centrara su explicación en cómo vivieron el conflicto armado dos familias vascas porque fueron las principales afectadas de esta sin razón. Es un asunto delicado que todavía sigue supurando en parte de la política española, sobre todo, en aquella cuyos líderes no tienen una suficiente formación cultural de lo que supuso el conflicto armado vasco utilizándolo de manera banal y desafortunada que puede abrir antiguas heridas que serían muy difíciles de curar.

No quisiera acabar esta reseña, sin fijarme en el nombre de la novela: PATRIA. Qué palabra tan bonita y a la vez manoseada de manera burda por unos y otros. Recordemos que patria significa según la RAE “Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”. El problema es cuando confundimos ese concepto con el de PATRIOTERO/A que significa según la RAE “que alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo”. Y de esto tenemos mucho últimamente.

¿De qué sirvió la lucha armada de ETA? ¿Consiguió su objetivo?

Yo no tengo una respuesta simple a estas preguntas. 864 muertos, miles de heridos y familias rotas por alcanzar una quimera. Solo puedo decir que el odio conduce al fanatismo y este a la muerte. Así que mucho cuidado con generar odio porque las consecuencias son fatales.