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miércoles, 28 de agosto de 2013

MARTIN LUTHER KING Y BARACK OBAMA: "THEY HAVE A DREAM"

Martin Luther King y Barack Obama son dos de los mejores oradores de la Historia Contemporánea. Por ello, he querido dedicarles el tercer artículo de mi blog aprovechando la conmemoración del 50 aniversario de la Marcha sobre Washington, en la que King tuvo un papel estelar. Hoy, Obama se dirigirá a la Nación Estadounidense desde el mismo escenario en el que King pronunció su célebre discurso "I have a dream". Estoy segura de que el discurso que realice Obama estará a la altura del hecho histórico que se recuerda.

Martin Luther King pronunciando su discurso "I have a dream"

"Yo tengo un sueño: que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo; creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales. Sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad. Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter".

(Extracto del célebre discurso "I have a dream" pronunciado por Martin Luther King en el Memorial de Lincoln el 28 de agosto de 1963).

Vista panorámica de la multitud congregada alrededor del estanque que precede al Memorial de Lincoln

Hoy se cumple medio siglo desde que se produjo la famosa Marcha sobre Washington que el 28 de agosto de 1963 congregó entre 200.000 y 300.000 personas, en su mayoría negros, que luchaban por conseguir unos derechos civiles iguales para todos los ciudadanos de la Nación. Para comprender la enorme relevancia que adquirió este hecho histórico, debemos hacer un pequeño viaje en el tiempo que nos recuerde la situación por la que atravesaba Estados Unidos en esta época.

El presidente de los Estados Unidos de América en 1963 era John Fitzgerald Kennedy que se había percatado de la necesidad de afrontar la polarización racial del país. Para ello, solicitó al Congreso que promulgara una ley de derechos civiles comprometiéndose a que "la raza no tenga sitio en la vida o en la ley del país". Desgraciadamente, no llegaría a verla aprobada pues sería asesinado en Dallas el 22 de noviembre de ese mismo año. Así pues, fue su sucesor, Lyndon Johnson, quien sacó adelante la Ley de los Derechos Civiles y la ley que garantizaba el voto igual para los negros. Según sus propias palabras: "su causa debe ser la nuestra, porque no solo los negros, sino todos nosotros somos quienes debemos superar el abrumador legado de la intolerancia y la injusticia".

A pesar de la aprobación de estas dos leyes, la situación de las personas de raza negra en los Estados Unidos era muy dura. En los Estados del Sur, el Ku Klux Klan quemaba sus propiedades y bombardeaba sus iglesias; la segregación racial se practicaba en universidades y escuelas; en las estaciones de autobuses y trenes todavía había salas separadas para las dos razas y, de igual modo, se les segregaba en los lavabos públicos. Así pues, la mayoría blanca imperante mantenía a los negros como ciudadanos de segunda infringiendo los derechos humanos y la doctrina de la libertad sobre la que se había construido el país. Dentro de este marco, la policía empleaba la máxima brutalidad contra los negros, siendo habituales las desapariciones de luchadores por los derechos civiles mientras hacían campaña por estados sureños como Alabama y Misisipi, que luego aparecían torturados y asesinados, a mano de los sheriffs encargados de mantener el orden.

La Marcha sobre Washington con Martin Luther King en el centro

En este contexto social y político, se organiza la Marcha sobre Washington que fue una manifestación pacífica en la que sus integrantes exhibían pancartas con el lema ¡Derechos civiles efectivos, ya! al compás del We Shall Overcome (venceremos). Esta Marcha transcurrió desde el obelisco erigido en recuerdo de George Washington, el primer presidente del país, hasta el Memorial de Abraham Lincoln, el presidente que acabó con la esclavitud. De todas formas, la minoría negra llevaba tiempo preparándose y saliendo a la calle dividida entre los que predicaban la vía pacífica, para la que los agravios sufridos por los negros podían resolverse sin violencia, dentro del sistema; y un sector extremista que propugnaba la fuerza. Estos últimos capitaneados por Malcolm X, arengaban a los jóvenes negros con la incendiaria consigna: Burn, baby, burn.

Martin Luther King

Sin lugar a dudas, el personaje destacado de la Marcha fue un joven reverendo negro, líder de los derechos civiles para su raza, el doctor Martin Luther King, un extraordinario predicador que pronunció el discurso I have a dream (yo tengo un sueño), que resuena aún a la altura de la oratoria más inspiradora de todos los tiempos. Esas cuatro palabras han quedado grabadas de forma permanente en la memoria universal como un mensaje de esperanza e igualdad. 

Hoy, cincuenta años después de la Marcha sobre Washington, Estados Unidos ya no es aquel país tan polarizado racialmente. En gran medida, se ha cumplido el sueño que tuvo Martin Luther King hasta el extremo de contar con el primer presidente negro de su historia, Barack Obama.

Barack Obama

Cuando llegó al Despacho Oval en 2009, Barack Obama ordenó cambiar el busto de Winston Churchill que había colocado su antecesor por otro de Martin Luther King. De igual modo, hizo enmarcar el programa de la Marcha Sobre Washington, y en su segunda toma de posesión, el enero pasado, Obama juró el cargo sobre una biblia del querido predicador. "Sus acciones, su movimiento, son la única razón por la que yo puedo asumir este cargo", dijo el presidente.

En el epílogo de la biografía sobre Obama El puente. Vida y ascenso de Barack Obama, de David Remnick, el presidente declara al autor:

  "En el núcleo del movimiento de los derechos civiles, incluso en medio de la ira, la desesperación y el Black Power, hay una voz, que es sobre todo la de King, que dice que nosotros, como afroamericanos, somos estadounidenses, y que nuestra historia es la de Estados Unidos, y que perfeccionando nuestros derechos perfeccionamos la unión... lo cual es una historia muy optimista a fin de cuentas. No hay equivalente en otros muchos países: esa sensación de que mediante la liberación de los peor situados, la sociedad entera se transforma para mejor. Aún no hemos llegado, pero el viaje continúa". 

Hoy, Obama se dirigirá al país desde las escalinatas del monumento conmemorativo a Lincoln, en el Mall de esta capital, exactamente el mismo punto en el que King habló hace medio siglo, y podrá transmitir en su discurso el sueño por conseguir una sociedad estadounidense más justa y equilibrada. En la sociedad que vive Obama, el racismo no es ya una fuerza dominante sino residual, pero la desigualdad que sufren negros, blancos y latinos se ha acentuado.


La marginación económica sigue siendo el mayor obstáculo para la igualdad. En algunos aspectos, la situación incluso se ha agravado. Los 19.000 dólares de ingresos anuales que hace 50 años había de diferencia entre las familias blancas y negras, se han convertido hoy en más de 27.000. Se ha reducido la distancia entre la cantidad de blancos y negros que se encuentran por debajo del nivel de pobreza, pero ha aumentado en cuanto al número que posee una vivienda. La desestructuración de las familias negras es hoy un problema más grave y, sobre todo, se ha retrocedido en el trato que los negros reciben de parte del sistema judicial. Un negro tiene actualmente seis veces más probabilidades que un blanco de ser condenado a cárcel por un tribunal, lo que incluso supera las tasas de los años de segregación. Además, el paro entre los negros dobla al desempleo entre los blancos; el 40% de los niños negros crece en la pobreza; los afroamericanos son el 13% de la población, pero son el 37% de los reclusos y el 50% de las víctimas y culpables de homicidios.


Aunque no todo son aspectos negativos: los negros han aumentado la expectativa de vida, ha crecido el número de jóvenes que completan sus estudios y es visible la presencia de afroamericanos en cargos de responsabilidad.

Martin Luther Kinng III con su mujer e hija en el acto de conmemoración del 50 aniversario de la Marcha sobre Washington el pasado sábado 24 de agosto de 2013

El progreso ha sido enorme pues nadie podía imaginar hace tan solo una década que un negro estaría al frente de la celebración de esta conmemoración histórica. Pero los desafíos actuales son también gigantescos. Por lo que podemos decir que la cima de la montaña señalada por King está aún lejana.

Para finalizar este artículo voy a evocar una frase que invita a la reflexión. Fue escrita por el escritor de color James Baldwin en la revista The New Yorker en 1963 : "El precio de liberación de los blancos es la liberación de los negros".